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Existe, y muy implantada, aquella tendencia de las personas que creen en falsas teorías sobre los juguetes sexuales. Algunas los asocian a cierto tipo de personas con alguna profesión determinada, otros creen que los utilizan depravados y perversos. También están quienes piensan que los juguetes sexuales son para personas solitarias y los que los asocian a personas demasiado audaces. Sin embargo, en la mayoría de los casos las parejas que hacen uso de un juguete sexual en la relación, lo hacen con el fin de mejorar la calidad de los encuentros amorosos, de estimularse de una forma diferente y de conocer su propio cuerpo y el de su compañero. Los juguetes sexuales, no solamente aportan diversión y conocimiento al acto sexual, sino que también abren el mundo a una nueva dimensión en la relación. El hecho de sentirse satisfechos y de tener que indagar en el cuerpo del otro, en esa búsqueda de saber dónde se encuentra la zona de mayor placer y cuál es la manera adecuada de estimularla, fortalece el vínculo y nos permite experimentar en terrenos que antes no conocíamos. Aunque la mayoría de las personas tenemos nuestra forma establecida de hacerlo, nuestras poses favoritas, el tiempo más o menos delimitado y nuestras zonas erógenas conocidas, el uso de un juguete sexual ayuda a probar nuevos ritmos, movimientos, poses y diferentes espacios para romper con la rutina. Además, los orgasmos son mucho más intensos y para aquellos que les cuesta mucho conseguirlos es probable que los ayude en un mejor desempeño para llegar a lograrlo. El problema aparece cuando somos conscientes de los beneficios que ellos aportan y queremos introducirlo en nuestra vida sexual de pareja. Sabemos que en nuestra vida sexual todo se vale y queremos empezar a explorar nuevos horizontes pero nos aterroriza el pensamiento de que es lo que pasará con nuestra pareja si planteamos que queremos empezar a probar con un estimulador artificial.
Es inevitable pensar en las diferentes reacciones del otro, en que quizás se sienta ofendido o quizás le entusiasme la idea. Si tienes un juguete sexual o quieres adquirirlo, tendrás que encontrar la forma adecuada para poder llevarlo a la cama junto a tu acompañante sin que esa persona se sienta ofendido o incómodo.
Para empezar, la confianza es una cuestión fundamental que los tiene que unir. Tienen que poder hablar de la intimidad que se está teniendo y de las fantasías sexuales que les gustaría cumplir. Una buena opción es plantear que se quiere hacer algo diferente, no porque lo que se esté haciendo sea aburrido, sino para que el acto no se vuelva rutinario y tedioso.
Buscar el momento adecuado para hacerlo es de total importancia. No se puede tomar a la pareja por sorpresa, puesto que quizás estaríamos obligándolo a algo que no quiere hacer o podemos llegar a ofenderlo o herirlo sentimentalmente si lo haces de forma desprevenida. Si se quiere incorporar un juguete sexual, si ya han hablado antes sobre el tema, quizás una buena idea sea que lo compren juntos o que se lo muestres en la previa antes de sacarse la ropa para ver si está de acuerdo con lo que van a hacer.
Por último, si la idea es fructífera y es hora de llevar adelante la nueva práctica sexual, entonces lo mejor será que lo exploren juntos. Escucharse y ver qué es lo que quiere el otro es la clave al pasar por este tipo de experiencia. Nunca es aconsejable poner tus deseos por encima del otro. Los seres humanos estamos todo el tiempo estimulados por diferentes industrias que nos llevan a tener una imagen del sexo un tanto voluptuosa y queremos copiar tal cual lo que vemos en los diferentes medios. Puede que nuestro compañero no sienta la necesidad de realizar esas prácticas y quiera explorar otras formas de tener sexo con un juguete sexual. Así que ten presente lo que tienes. Si eres mujer y tienes un consolador debes ser rigurosamente cuidadosa con tu chico si no quieres dañar su ego, puesto que tu estimulante puede ser tomado como un signo ofensivo de su parte (la mayoría siente que están fallando en cuanto a su naturaleza) y si eres chico y quieres añadir un juguete sexual a tu pareja, pregunta previamente para que la chica no se intimide y sienta vergüenza.