A la gran mayoría de los seres humanos les gusta el sexo, y por eso siempre tendrán un hueco en sus agendas para él. No importa con quién, no importa cuando, y mucho menos donde, lo que importa es hacerlo. El problema aparece cuando la agenda sexual se extiende mucho más de lo que debería. ¿Está mal realmente?, no si no afecta nuestras conductas y nuestras ocupaciones diarias.
El exceso de sexo, como todo sabemos es considerado enfermedad en tanto y en cuanto uno no pueda controlar sus ganas y se vuelva dependiente y víctima de él. Pero si tan solo se trata de una persona que le gusta hacerlo a toda hora solo porque le apetece entonces no habrá ningún problema si le dedica varios ratos al día vale aclarar que esta persona no tiene que ser afectada física y psíquicamente si la relación sexual se acaba de un día para otro- pero ¿puede esto sostenerse en el tiempo?
Cuando la agenda sexual se hace impresionante, y el sexo ocupa mucho tiempo a la semana, no solamente estamos perdiendo tiempo que podríamos utilizar en otras actividades, sino que además estamos perdiendo energía. El sexo no deja de ser un ejercicio físico, cardiovascular que ayuda a nuestro organismo a obtener un grado de mayor bienestar, pero como todo deporte cuando se realiza en exceso, la energía en vez de renovarse, se disipa y se convierte en cansancio. ¿Qué pasa si la energía se convierte en energía negativa? Pues comienza la irritabilidad, el mal humor, y el estrés
Cuando la agenda sexual de las personas se ve sobrecargada, es normal que los primeros días no vea la diferencia y la pase genial, el problema aparece cuando llegado un tiempo la desmotivación empieza a hacerse presente y uno comienza a replantearse que ha estado haciendo todo ese tiempo, y por qué no ha invertido algunos momentos en hacer otras actividades. Claro que el sexo es productivo, pero a menos que seamos actores porno, no nos dará de comer ni ningún otro beneficio.
Lo ideal para tener una agenda sexual adecuada, es encontrar momentos a la semana con nuestro compañero para hacerlo. Pero lo ideal es evitar que se convierta en largas jornadas donde pasamos horas mirando al techo después de haberlo hecho y vuelto hacer, solo tiempos para gozar, renovarse energéticamente y seguir nuestros días.